Viento

Viento nocturno, de húmedos aires fríos,

que llevas mi barca al destierro,

a inhospitas tierras allende los mares.

Viento que llevas lamentos y estertores melancólicos,

lleno de ayes tristes que revelan soledad y sufrimiento.

Paréceme ver tus lividas manos acariciando mis sienes

y tus dedos macilentos juguetear con mis cabellos,

y ese beso mortecino y agónico sobre mis labios

que pretende hacer desfallecer mi ánimo, mi alegría

para hundirme en un océano de dolor y pesadumbre.

Traés contigo las nubes negras de la borrasca,

que anuncian la muerte y el dolor a los marinos.

Esos infaustos estratos que, en sus raudas visitas,

a la costa la tiñen de luto y de sangre,

llevándose en su garras animales, personas y templos.

Viento agorero que tratas de impedir mi viaje,

negándome la buena fortuna del viaje pacífico.

Me encaminas a la boca del "moskstraumen",

y tratas de estrellar mi nave contra las rocas de Moher.

Ni el Terral ni el Galerna se atreven a tanto.

Viento de frío y de muerte, que de noche aparces.

¿Acaso tú hinchas las velas de la barca de Caronte?

¿O en tus brazos malsanos conduces al "Vliegende Hollander"?

El preticor de tus aires emanan efluvios de camposanto

y entre tus nubes se vislumbra la negra figura de la parca con su guadaña.

Anhelas desgarrar mi blanco y frágil velamen

mientras destrozas los mástiles de mi noble bajel,

y entregar mi cuerpo al embravecido océano

mientras mi galera zozobra en sus obscuras y frías aguas,

arrancando mis anhelos y sueños con tu golpe artero y mortal.

Aire terco y mezquino, que gustas de arruinar a las gentes,

que pretendes acabar con mi alegría y optimismo

de buscar fortuna en otros lares del orbe

¡Cállate y vuelve a donde te escondes en la calma!

Que mi barco llegará, sano y salvo, a puerto dichoso.

El viento cesó...

Mi barco a salvo llegó...

Mi aventura comenzó...

Y mi fortuna sonrió...