Nocturno

EMH
La luna ilumina de nuevo
ésta senda tranquila y silenciosa
donde se halla mi mente inquieta
reviviendo los fantasmas del medio día.
El sol no asoma por el horizonte
su blonda y radiante cabellera
que indica que los espectros
abandonar deben su faena.
El aleteo de algún pájaro que,
despistado por la luz de plata,
regresa raudo a su nido.
Y mientras yo sigo despierto
evocando el nombre dulce de aquella ingrata.
¿Cuántas horas he permanecido en vigilia
recordando sus labios, sus perfumes?
¿Cuántas veces me viene a la memoria
el recuerdo de su cuerpo, de sus besos?
Pareceme que ya no veo a la luna,
sino el rostro de aquella, que su piel,
más pálida que las estrellas, es suave y tersa
y que recorrí gustoso con mis manos,
y que solo quisiera poder acariciarla, 
una vez más, y sentirme dueño de ella.

~Hans Speer

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