Navidad
EMH
Y ya, de nuevo, llegan esas fiestas
donde todo debería ser jolgorio y alegría,
donde la paz y el amor brotan a flor de piel,
donde se recuerda a aquél Niño que nació,
y que deberá de morir para nos redimir.
Esas fiestas que adornan casas y calles,
donde se obliga el descanso del arduo trabajo
y que se llena de frutas, bebidas y postres
que caracterizan a esta bella época
y que muchos tintan de blanco esperanza.
Aquel arbolito, de luces y sonidos adornado,
como si fuera una tea de vivaces colores,
de ritmos y candores puros que embelesan
el aire y los corazones de los presentes
que se reunen para arrullar Jesús
en aquel Belén en casa de la abuela
que reúne a los tíos y a los nietos
y se degustan platillos deliciosos
que se esperan con ánimo durante todo el año.
Llega ese tiempo que resalta mi soledad,
donde añoro a esa ingrata que se fue,
a esa loca que me desdeñó, o a la malvada
que prefirió a mi amigo que a mí,
donde me pregunto ¿por qué no fue?
Diciembre frío, de estrellas y de lunas,
de fríos de plata y barnices tristes
de rojo sangre y escarlata, verde esperanza
¿Dónde está mi bien amado?
¿Dónde los hijos que nunca llegaron?
¿Donde está mi vida? ¿mi felicidad?
Todo queda en olvido cuando en la fría penumbra,
cual espadas ardientes, el silencio se rasga al oír:
"Os anunciamos, con gozo inmenso..."
~ Hans Speer
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